¿Qué diferencias hay entre el concurso y el concurso oposición?

Si estás pensando en trabajar en la Administración Pública, es importante que conozcas los diferentes sistemas de acceso que existen para conseguir una plaza de empleo público.

En España, los procesos selectivos de las oposiciones pueden convocarse a través de tres modalidades principales:

• Oposición: se basa exclusivamente en la superación de uno o varios ejercicios teóricos o prácticos.

• Concurso-oposición: combina la realización de pruebas con la valoración de méritos, como experiencia laboral o formación académica.

• Concurso: el acceso se determina únicamente por los méritos aportados, sin necesidad de examen.

El sistema selectivo lo decide el órgano convocante en función del tipo de puesto y del área de trabajo. Por eso, antes de presentarte, conviene informarte bien sobre qué sistema aplica tu convocatoria y entender las diferencias entre cada uno.

Los procesos de selección para acceder al empleo público están basado en el artículo 103.3 de la Constitución Española, el cual recoge que "la ley regulará el acceso a la función pública de acuerdo con los principios de mérito y capacidad". También existe regulación especifica de los procesos selectivos en el artículo 55 del EBEP.

¿Qué tienen en común los procesos selectivos en las oposiciones?

Aunque los procesos selectivos de las oposiciones pueden variar según el sistema de acceso (oposición, concurso-oposición o concurso), todos comparten una serie de principios fundamentales que garantizan la igualdad de oportunidades y la transparencia en el empleo público:

• Transparencia: todas las fases del proceso deben ser públicas y accesibles para los aspirantes.

• Imparcialidad: los miembros del tribunal deben actuar sin favoritismos ni influencias externas.

• Independencia técnica: los órganos de selección deciden con plena autonomía y criterios objetivos.

• Objetividad: las pruebas deben basarse exclusivamente en el contenido del programa o temario oficial.

• Agilidad: se procura que los procesos sean eficaces y no se alarguen innecesariamente.

Estos principios son comunes a todas las convocatorias, independientemente del sistema de acceso elegido.

Ahora que ya conoces las bases que rigen cualquier proceso selectivo, veamos en qué consiste cada tipo de acceso a las oposiciones.

¿Qué es una oposición?

El sistema de oposición es el método de acceso más habitual al empleo público en España. En este tipo de proceso, los aspirantes deben superar una o varias pruebas establecidas en la convocatoria oficial, sin valoración de méritos previos.

Las pruebas pueden incluir exámenes teóricos sobre el temario, tests psicotécnicos o de personalidad, pruebas físicas o entrevistas personales, según el tipo de puesto al que se opte. Estas evaluaciones sirven para valorar la capacidad y conocimientos de cada candidato y establecer un orden de puntuación que determina quién obtiene la plaza.

Entre los puestos más comunes a los que se accede por el sistema de oposición destacan:

• Administración: Auxiliar y Administrativo del Estado, Seguridad Social o Administración Civil.

• Justicia: Auxilio Judicial, Tramitación y Gestión Procesal.

• Instituciones Penitenciarias: Ayudante de Prisiones.

• Fuerzas y Cuerpos de Seguridad: Policía Nacional, Guardia Civil, Tropa y Marinería.

• Hacienda: Técnico o Agente de Hacienda.

• Informática: Auxiliar o Técnico de gestión de sistemas.

Este sistema es ideal para quienes no cuentan con experiencia previa en la Administración Pública, ya que el acceso depende exclusivamente de la nota obtenida en los exámenes.

¿Qué es un concurso-oposición?

El concurso-oposición es otro de los sistemas habituales para acceder al empleo público. En este modelo, los aspirantes deben superar las pruebas o exámenes establecidos en la convocatoria y, además, aportar méritos que suman puntos a la nota final.

Los méritos valorables se especifican en cada convocatoria, pero los más comunes suelen ser:

• Experiencia profesional en la Administración Pública.

• Formación académica y títulos oficiales.

• Cursos de especialización o formación continua relacionados con el puesto.

El resultado final combina la puntuación obtenida en el examen con los puntos por méritos, lo que permite establecer un orden definitivo de aprobados.

Algunas oposiciones que suelen convocarse mediante este sistema son las de Policías Municipales, Maestros de Educación Primaria y Secundaria o Personal Laboral de Correos.

Como funciona el concurso oposición

El concurso-oposición se desarrolla en dos fases consecutivas, que combinan las pruebas de examen con la valoración de méritos.

1. Fase de oposición. Es la primera parte del proceso y consiste en la realización de los exámenes o pruebas selectivas (teóricas, prácticas o físicas, según la convocatoria). Los candidatos deben superarlas para poder pasar a la siguiente fase.

2. Fase de concurso. En esta segunda parte, se evalúan los méritos profesionales y formativos aportados por los aspirantes, como la experiencia en la Administración, titulaciones académicas o cursos relacionados con el puesto.

La puntuación final se obtiene sumando las notas de ambas fases, y el orden resultante determina quién obtiene la plaza.

 ¿Qué es un concurso?

El sistema de concurso permite acceder al empleo público sin realizar exámenes, basándose únicamente en la valoración de méritos.
En la convocatoria se detallan los requisitos de participación, los méritos que puntúan (como experiencia o formación) y la puntuación asignada a cada uno.

Este sistema, de carácter excepcional, se ha potenciado en los últimos años para reducir la temporalidad en la Administración Pública, siguiendo las directrices de la Unión Europea.
Generalmente, beneficia a los interinos con más antigüedad y los puestos ofertados suelen ser bien remunerados.

¿Qué es el baremo del concurso?

El baremo del concurso es el sistema que utiliza la Administración para valorar los méritos de cada aspirante y asignar una puntuación objetiva.
Cada convocatoria establece su propio baremo, adaptado al tipo de puesto o sector.

Por ejemplo, en el ámbito educativo, se suelen valorar méritos como:

• Experiencia docente previa.

• Titulación universitaria y estudios de posgrado.

• Cursos homologados y formación complementaria relacionada con la enseñanza.

En definitiva, el baremo determina cuántos puntos aporta cada mérito, y es clave para ordenar a los candidatos en los procesos selectivos por concurso o concurso-oposición.

¿Qué diferencias hay entre un concurso-oposición y una oposición?

La oposición es un sistema de acceso al empleo público basado únicamente en exámenes o pruebas, donde la nota final depende solo del resultado obtenido.

En el concurso-oposición, además de superar las pruebas, se valoran los méritos de los aspirantes, como la experiencia laboral o la formación.

En resumen, la oposición evalúa solo el examen, mientras que el concurso-oposición combina pruebas y méritos.

¿Merece la pena presentarte a un concurso-oposición si no tienes méritos?

¡Sí, sin duda! No tener méritos hoy no significa que no puedas conseguir una plaza. Participar en una oposición te permite ganar experiencia, practicar en exámenes reales y, si accedes como interino, empezar a sumar puntos para futuras convocatorias.

Incluso cuando el proceso no genere lista de interinos, el temario y la experiencia adquirida serán una base sólida para las siguientes oposiciones. Presentarte te ayuda a perder el miedo, medirte en condiciones reales y reforzar tu confianza para lograr tu plaza más adelante.

¿Cuáles son las diferencias entre Turno Libre y Promoción Interna?

En el turno libre, cualquier persona que cumpla los requisitos generales y específicos de la convocatoria puede participar, sin necesidad de ser funcionario. Es la vía habitual para acceder por primera vez a un puesto en la Administración Pública.

El turno de promoción interna, en cambio, está reservado a funcionarios de carrera que desean ascender de grupo o escala para mejorar su categoría y salario. Para participar, deben cumplir los requisitos de la convocatoria y contar con al menos dos años de antigüedad en servicio activo.

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