¿Cómo es realmente el día a día de un Controlador Aéreo?
Muchas personas sueñan con convertirse en controladores aéreos atraídas por las buenas condiciones laborales, el salario o el prestigio de la profesión. Pero una de las preguntas más importantes que todo futuro opositor debería hacerse es: ¿cómo es realmente el día a día de un controlador aéreo?
Más allá de la imagen de la torre de control o de las pantallas llenas de puntos en movimiento, el trabajo diario de un controlador es una combinación de concentración extrema, toma de decisiones constante, trabajo en equipo y gestión del estrés. No hay dos jornadas iguales, pero sí una estructura muy clara que se repite con disciplina y precisión.
Antes de entrar en detalle en la rutina diaria, es importante recordar que, como explicamos en nuestro artículo sobre los tipos de controlador aéreo, el día a día varía ligeramente según se trabaje en torre, en aproximación o en ruta. Aun así, todos comparten una base común.
El inicio de la jornada: preparación y toma de posición
El día a día de un controlador aéreo comienza mucho antes de “sentarse a controlar”. Antes de cada turno hay una fase clave de preparación. En este momento, el controlador revisa toda la información relevante para su sector:
Estado del tráfico previsto.
Condiciones meteorológicas.
Configuración de pistas.
Incidencias técnicas activas.
Restricciones de espacio aéreo.
Después se produce el relevo con el controlador saliente, donde se transmite información crítica sobre la situación del tráfico, posibles conflictos, aviones en puntos clave y cualquier circunstancia especial que pueda afectar a la seguridad. Este traspaso de información es fundamental: una comunicación deficiente puede generar riesgos innecesarios.
Una vez realizado el relevo, el controlador toma oficialmente el control de su sector, ya sea en torre, aproximación o ruta. A partir de ese momento, toda la responsabilidad del tráfico bajo su área pasa a sus manos.
Durante el turno: concentración total y decisiones constantes
Durante el núcleo del turno es cuando se vive el verdadero día a día de un controlador aéreo. Aunque desde fuera pueda parecer un trabajo “quieto”, en realidad es una actividad mentalmente muy exigente y dinámica.
Cada controlador debe:
Mantener la separación segura entre aeronaves.
Autorizar movimientos, cambios de nivel, velocidad y rumbo.
Anticipar conflictos antes de que se produzcan.
Coordinarse constantemente con otros controladores.
Adaptarse a imprevistos como meteorología adversa, desvíos o incidencias técnicas.
En torre, la atención se centra en el movimiento en tierra, despegues y aterrizajes. En aproximación, el foco está en los ascensos y descensos en zonas de gran densidad de tráfico. Y en ruta, el trabajo se orienta a la gestión estratégica de trayectorias en crucero.
En todos los casos, el ritmo puede cambiar de forma drástica: hay momentos de gran carga de trabajo y otros más tranquilos, pero la vigilancia nunca desaparece. La seguridad es absoluta prioridad en cada decisión.
Trabajo en equipo y coordinación constante
Aunque el controlador toma decisiones de forma individual en su сектор, su trabajo es profundamente colectivo. El día a día de un controlador aéreo está marcado por la coordinación con:
Otros controladores del mismo centro.
Controladores de sectores contiguos.
Servicios de emergencia.
Personal de operaciones aeroportuarias.
Tripulaciones de vuelo.
Cada vuelo pasa por varias manos a lo largo de su recorrido. Por eso la información debe fluir de forma clara, precisa y sin errores. El trabajo en equipo es tan importante como la pericia individual.
Pausas obligatorias: descanso como parte del sistema de seguridad
A diferencia de otras profesiones, en control aéreo el descanso no es opcional, es parte del propio sistema de seguridad. Debido a la carga mental del trabajo, los turnos están estructurados con pausas obligatorias y rotaciones de posición. Estas pausas permiten:
Reducir la fatiga mental.
Mantener altos niveles de concentración.
Prevenir errores por exceso de carga cognitiva.
Durante una jornada, un controlador puede pasar por diferentes posiciones dentro de su unidad, alternando responsabilidades para evitar la saturación.

Turnos y horarios: así se estructura la vida laboral de un controlador
Otro de los aspectos más importantes del día a día de un controlador aéreo es el sistema de turnos. Se trata de un trabajo que cubre las 24 horas del día, los 365 días del año, por lo que existen turnos de mañana, tarde, noche y ciclos de libranza. Esto implica:
Cambios frecuentes de horario.
Trabajo en fines de semana y festivos.
Ciclos de turnos rotatorios.
A cambio, también existen periodos de descanso amplios bien estructurados. Es una forma de vida que exige adaptación, pero que muchos controladores valoran muy positivamente por la organización clara del tiempo libre.
Gestión del estrés: una habilidad imprescindible
El estrés forma parte del día a día de un controlador aéreo. No se trata de un estrés continuo, pero sí de picos de alta intensidad en determinados momentos. La clave está en la formación y el entrenamiento para aprender a gestionar la presión de forma eficaz.
Un controlador no puede permitirse decisiones impulsivas. Cada instrucción debe estar basada en procedimientos, cálculos mentales rápidos y una visión global del tráfico. Por eso, durante la formación se trabaja tanto la parte técnica como la resistencia psicológica.
Este aspecto es tan relevante que muchos opositores lo descubren en profundidad a través de artículos como el que publicamos sobre las condiciones laborales de un controlador aéreo, donde se analizan también los aspectos emocionales del puesto.
El final del turno: traspaso de responsabilidad
Al terminar el turno, el controlador realiza el proceso inverso al del inicio: traspasar su sector al siguiente compañero. En ese relevo se comunican:
Tráfico activo.
Conflictos potenciales.
Restricciones vigentes.
Incidencias en curso.
Hasta que ese relevo no se realiza de forma clara y completa, el controlador saliente sigue siendo responsable del sector. Solo cuando la siguiente persona confirma que ha asumido la posición se da por finalizada oficialmente la jornada.
Un trabajo técnico, pero también vocacional
El día a día de un controlador aéreo es altamente técnico, pero también profundamente vocacional. No es una profesión rutinaria, ni mecánica. Cada turno es distinto, cada jornada presenta retos nuevos y cada decisión tiene un impacto real en la seguridad de miles de personas.
Por eso, muchos controladores describen su trabajo como exigente, pero extraordinariamente gratificante. La sensación de responsabilidad, de control del espacio aéreo y de formar parte de una cadena perfecta de seguridad es una de las mayores fuentes de motivación.
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